jueves, 26 de abril de 2012

Reflexión Bloque II.


REFLEXIÓN BLOQUE 2.
En este bloque hemos profundizado más en los textos folclóricos. Estudiando qué son, sus características, los principales recopiladores de cuentos folclóricos: Pedro Cerrillo (poesía), Charles Perrault, Los Hermanos Grimm (Cuentos de Hadas), Hans Christian Andersen (La Vendedora de Fósforos, La Sirenita), Saturnino Calleja, el Padre Coloma…También hemos estudiado su uso en el aula, la selección y adaptación…
Los textos folclóricos no tienen autor, es decir, no tienen un único autor. Son cuentos que han sido recogidos por los pueblos de generación en generación durante los siglos. Por eso encontramos que un mismo relato tiene diferentes versiones ya que han sufrido infinitas modificaciones.

La mayoría de cuentos folclóricos ocurrieron en la realidad y son historias que se han ido transformando con el paso del tiempo. Como nos contó Irune, el cuento de Caperucita Roja puede haber ocurrido de verdad, aunque a nosotros ha llegado tras haber pasado por diversas modificaciones. Como la metáfora del lobo, refiriéndose a un chico “astuto”, capaz de engañar a una jovencita. Caperucita aparece representada hoy en día como una niña, pero, en realidad, fue una adolescente.

Los cuentos folclóricos son cuentos familiares, más bien que infantiles. Pero éstos se pueden adaptar al aula.

Tenemos que tener cuidado a la hora de adaptar los cuentos folclóricos a los niños y niñas de nuestra aula, tenemos que hacerlo según sus necesidades y características. Actualmente, en nuestra sociedad tan compleja, existen diferentes familias, separaciones de los padres, hijos adoptados, muerte de un familiar, una mascota…
Los niños se sienten identificados con los personajes de los cuentos, y adaptarlos es una forma muy importante, desde mi punto de vista, para trabajar con los niños las diferentes necesidades que se presentan.
En los cuentos folclóricos como en Caperucita Roja, el protagonista tiene que salir al exterior de su ámbito familiar para enfrentarse a la realidad (vida adulta) por algún motivo. En el camino se encuentran con una serie de trabas, problemas y pruebas que el protagonista tiene que enfrentarse para pasar a la vida adulta. Normalmente lo superan (adaptados) y forman un nuevo núcleo familiar. En el caso de Caperucita se la come el “lobo” (sin adaptar).
Por otro lado, también tengo que destacar a los personajes de los cuentos. Éstos pueden ser buenos o malos, aunque suelen ser los buenos los que ayudan al protagonista, también pueden ser los malos los que ayudan al protagonista a superar sus pruebas que le surjan en el camino. Esto es importante que los niños lo vayan comprendiendo poco a poco.

Creo en ni en el aula ni a los niños en sus casa se les cuentan demasiados cuentos folclóricos y, mucho menos, se preocupan por adaptarlos para sus diferentes necesidades. En el aula se deberían trabajar más cuentos típicos españoles como “Juan sin miedo”, “La ratita presumida”, “Los Siete Cabritillos”… Cuando realicé las prácticas del Ciclo Superior de Educación Infantil, en la Escuela Infantil no había ni un solo cuento folclórico, y menos contaban historias que hayan pasado de generación en generación, y mucho menos aún adaptarlos.

Como educadoras tenemos que reflexionar sobre la importancia que tiene la escuela en continuar y conservar estas historias, cuentos folclóricos. Además tenemos que tener en cuenta los diferentes usos y adaptaciones que se pueden realizar en este tipo de cuento en el aula.
Creo que la mejor forma es la transmisión oral directa, es decir, contárselo a los alumnos para que escuchen y ellos mismos puedan imaginarlo. Aunque si los niños son más pequeños se pueden emplear recursos visuales.
Tenemos que hacer que los niños disfruten con estas historias. Hablar con ellos sobre los personajes, los temas, los valores que se ponen de manifiesto en el relato. Mediante preguntas subjetivas, los niños reflexionarán. Se les debe presentar siempre como una actividad lúdica y no cometer los errores del pasado como cuando te mandaban lecturas con preguntas sobre detalles irrelevantes y no sobre lo que pensábamos nosotros, lo importante de la historia.
Mediante estas historias se pueden trabajar infinidad de aspectos importantes en la vida del niño. Creo que es importantísimo no perder ni olvidar estos cuentos que se han ido transmitiendo a lo largo de los tiempos. Recuerdo que mi abuelo me contaba la historia del “Gallo Kirico”, “El Cordero y el Lobo” (otra versión de los “Siete Cabritillos”) pero creo que son muy pocos los familiares que cuentan estas historias a los niños. La sociedad ha cambiado y los padres apenas tienen tiempo, muchos niños tampoco tienen la oportunidad de pasar mucho tiempo con sus abuelos, entre otros muchos factores.
En nuestro futuro como profesionales de la Educación Infantil, deberíamos preocuparnos por saber seleccionar correctamente un libro adecuado y acorde con la edad y necesidades de los niños. Después adaptarlos en caso necesario y trabajar en el aula infinidad de actividades. Por ejemplo, realizar Talleres de Cuentos de diferentes países, asiáticos, africanos. O que vayan abuelos un día a la semana a contarnos historias al aula para que todos los niños conozcan las historias de “toda la vida”. Se pueden hacer dibujos libres, representaciones con los niños, representaciones con marionetas de los educadores a ellos…

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