REFLEXIÓN BLOQUE 2.
En este bloque hemos
profundizado más en los textos folclóricos. Estudiando qué son, sus
características, los principales recopiladores de cuentos folclóricos: Pedro
Cerrillo (poesía), Charles Perrault, Los Hermanos Grimm (Cuentos de Hadas), Hans
Christian Andersen (La Vendedora de Fósforos, La Sirenita), Saturnino Calleja,
el Padre Coloma…También hemos estudiado su uso en el aula, la selección y
adaptación…
Los textos
folclóricos no tienen autor, es decir, no tienen un único autor. Son cuentos
que han sido recogidos por los pueblos de generación en generación durante los
siglos. Por eso encontramos que un mismo relato tiene diferentes versiones ya
que han sufrido infinitas modificaciones.
La mayoría de cuentos
folclóricos ocurrieron en la realidad y son historias que se han ido
transformando con el paso del tiempo. Como nos contó Irune, el cuento de
Caperucita Roja puede haber ocurrido de verdad, aunque a nosotros ha llegado
tras haber pasado por diversas modificaciones. Como la metáfora del lobo,
refiriéndose a un chico “astuto”, capaz de engañar a una jovencita. Caperucita
aparece representada hoy en día como una niña, pero, en realidad, fue una
adolescente.
Los cuentos
folclóricos son cuentos familiares, más bien que infantiles. Pero éstos se
pueden adaptar al aula.
Tenemos que tener cuidado a
la hora de adaptar los cuentos folclóricos a los niños y niñas de nuestra aula,
tenemos que hacerlo según sus necesidades y características. Actualmente, en
nuestra sociedad tan compleja, existen diferentes familias, separaciones de los
padres, hijos adoptados, muerte de un familiar, una mascota…
Los niños se sienten
identificados con los personajes de los cuentos, y adaptarlos es una forma muy
importante, desde mi punto de vista, para trabajar con los niños las diferentes
necesidades que se presentan.
En los cuentos folclóricos
como en Caperucita Roja, el protagonista tiene que salir al exterior de su
ámbito familiar para enfrentarse a la realidad (vida adulta) por algún motivo.
En el camino se encuentran con una serie de trabas, problemas y pruebas que el
protagonista tiene que enfrentarse para pasar a la vida adulta. Normalmente lo
superan (adaptados) y forman un nuevo núcleo familiar. En el caso de Caperucita
se la come el “lobo” (sin adaptar).
Por otro lado, también
tengo que destacar a los personajes de los cuentos. Éstos pueden ser buenos o
malos, aunque suelen ser los buenos los que ayudan al protagonista, también
pueden ser los malos los que ayudan al protagonista a superar sus pruebas que
le surjan en el camino. Esto es importante que los niños lo vayan comprendiendo
poco a poco.
Creo en ni en el aula ni a
los niños en sus casa se les cuentan demasiados cuentos folclóricos y, mucho
menos, se preocupan por adaptarlos para sus diferentes necesidades. En el aula
se deberían trabajar más cuentos típicos españoles como “Juan sin miedo”, “La
ratita presumida”, “Los Siete Cabritillos”… Cuando realicé las prácticas del
Ciclo Superior de Educación Infantil, en la Escuela Infantil no había ni un
solo cuento folclórico, y menos contaban historias que hayan pasado de
generación en generación, y mucho menos aún adaptarlos.
Como educadoras tenemos que reflexionar sobre la
importancia que tiene la escuela en continuar y conservar estas historias,
cuentos folclóricos. Además tenemos que tener en cuenta los diferentes usos y
adaptaciones que se pueden realizar en este tipo de cuento en el aula.
Creo que la mejor
forma es la transmisión oral directa, es decir, contárselo a los alumnos para
que escuchen y ellos mismos puedan imaginarlo. Aunque si los niños son más
pequeños se pueden emplear recursos visuales.
Tenemos que hacer que
los niños disfruten con estas historias. Hablar con ellos sobre los personajes,
los temas, los valores que se ponen de manifiesto en el relato. Mediante
preguntas subjetivas, los niños reflexionarán. Se les debe presentar siempre
como una actividad lúdica y no cometer los errores del pasado como cuando te
mandaban lecturas con preguntas sobre detalles irrelevantes y no sobre lo que
pensábamos nosotros, lo importante de la historia.
Mediante estas
historias se pueden trabajar infinidad de aspectos importantes en la vida del
niño. Creo que es importantísimo no perder ni olvidar estos cuentos que se han
ido transmitiendo a lo largo de los tiempos. Recuerdo que mi abuelo me contaba
la historia del “Gallo Kirico”, “El Cordero y el Lobo” (otra versión de los
“Siete Cabritillos”) pero creo que son muy pocos los familiares que cuentan
estas historias a los niños. La sociedad ha cambiado y los padres apenas tienen
tiempo, muchos niños tampoco tienen la oportunidad de pasar mucho tiempo con
sus abuelos, entre otros muchos factores.
En nuestro futuro como
profesionales de la Educación Infantil, deberíamos preocuparnos por saber
seleccionar correctamente un libro adecuado y acorde con la edad y necesidades
de los niños. Después adaptarlos en caso necesario y trabajar en el aula
infinidad de actividades. Por ejemplo, realizar Talleres de Cuentos de diferentes
países, asiáticos, africanos. O que vayan abuelos un día a la semana a
contarnos historias al aula para que todos los niños conozcan las historias de
“toda la vida”. Se pueden hacer dibujos libres, representaciones con los niños,
representaciones con marionetas de los educadores a ellos…
Perfecto.
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