Canción: Estaba
una pastora (pertenece al
género poesía folclórica)
Estaba una pastora
larán, larán, larito,
estaba una pastora
cuidando un rebañito,
cuidando un rebañito.
Con leche de sus cabras,
larán, larán, larito,
con leche de sus cabras
haciendo los quesitos,
haciendo los quesitos.
El gato la miraba,
larán, larán, larito,
el gato la miraba
con ojos golositos,
con ojos golositos.
"Si le hincas la uña,
larán, larán, larito,
si le hincas la uña,
te cortaré el rabito,
te cortaré el rabito".
La uña se la hincó,
larán, larán, larito,
la uña se la hincó
y le cortó el rabito,
y le cortó el rabito.
A confesar la falta
larán, larán, larito,
a confesar la falta,
se fue al padre Benito,
se fue al padre Benito.
"A vos padre me acuso,
larán, larán, larito,
a vos padre me acuso,
que le corté el rabito,
que le corté el rabito".
"De penitencia pongo,
larán, larán, larito,
de penitencia pongo,
que le des un besito,
que le des un besito".
El beso se lo dio,
larán, larán, larito,
el beso se lo dio,
y le creció el rabito,
y le creció el rabito.
larán, larán, larito,
estaba una pastora
cuidando un rebañito,
cuidando un rebañito.
Con leche de sus cabras,
larán, larán, larito,
con leche de sus cabras
haciendo los quesitos,
haciendo los quesitos.
El gato la miraba,
larán, larán, larito,
el gato la miraba
con ojos golositos,
con ojos golositos.
"Si le hincas la uña,
larán, larán, larito,
si le hincas la uña,
te cortaré el rabito,
te cortaré el rabito".
La uña se la hincó,
larán, larán, larito,
la uña se la hincó
y le cortó el rabito,
y le cortó el rabito.
A confesar la falta
larán, larán, larito,
a confesar la falta,
se fue al padre Benito,
se fue al padre Benito.
"A vos padre me acuso,
larán, larán, larito,
a vos padre me acuso,
que le corté el rabito,
que le corté el rabito".
"De penitencia pongo,
larán, larán, larito,
de penitencia pongo,
que le des un besito,
que le des un besito".
El beso se lo dio,
larán, larán, larito,
el beso se lo dio,
y le creció el rabito,
y le creció el rabito.
Canción: Vaca lechera (poesía folclórica)
Tengo una vaca lechera,
no es una vaca cualquiera,
me da leche merengada,
ay! que vaca tan salada,
tolón , tolón, tolón , tolón.
Un cencerro le he comprado
Y a mi vaca le ha gustado
Se pasea por el prado
Mata moscas con el rabo
Tolón, tolón
Tolón, tolón
Qué felices viviremos
Cuando vuelvas a mi lado
Con sus quesos, con tus besos
Los tres juntos ¡qué ilusión!
no es una vaca cualquiera,
me da leche merengada,
ay! que vaca tan salada,
tolón , tolón, tolón , tolón.
Un cencerro le he comprado
Y a mi vaca le ha gustado
Se pasea por el prado
Mata moscas con el rabo
Tolón, tolón
Tolón, tolón
Qué felices viviremos
Cuando vuelvas a mi lado
Con sus quesos, con tus besos
Los tres juntos ¡qué ilusión!
Canción: Al pasar la barca
Al pasar la barca
me dijo el barquero
las niñas bonitas
no pagan dinero.
Yo no soy bonita
ni lo quiero ser
tome usted los cuartos
y a pasarlo bien.
Al volver la barca
me volvió a decir
las niñas bonitas
no pagan aquí.
me dijo el barquero
las niñas bonitas
no pagan dinero.
Yo no soy bonita
ni lo quiero ser
tome usted los cuartos
y a pasarlo bien.
Al volver la barca
me volvió a decir
las niñas bonitas
no pagan aquí.
Yo no soy bonita
ni lo quiero ser
las niñas bonitas
ni lo quiero ser
las niñas bonitas
se echan a perder
Como soy tan fea
yo le pagare
Arriba la barca
de Santa Isabel.
Como soy tan fea
yo le pagare
Arriba la barca
de Santa Isabel.
Canción: El patio de
mi casa
El patio de mi casa
es muy particular,
cuando llueve se moja,
igual que los demás.
Agáchate y vuélvete
agachar,
que las agachaditas no saben
bailar.
Agáchate y vuélvete
agachar,
que las agachaditas no saben
bailar.
Hache, i, jota, ka,
ele, elle, eme, a,
que si tú no me quieres
otra niña me querrá.
Hache, i, jota, ka,
ele, elle, eme, a,
que si tú no me quiere
otra niña me querrá.
Nana de cuna: poesía
folclórica
Cinco lobitos
tiene la loba
blancos y negros detrás de la escoba.
Cinco crió, cinco cuidó*
y a todos los cinco
tetita les dio.
blancos y negros detrás de la escoba.
Cinco crió, cinco cuidó*
y a todos los cinco
tetita les dio.
Trabalenguas: poesía folclórica
El
perro de San Roque no tiene rabo
porque Ramón Ramírez se lo ha cortado.
El perro de Ramón Ramírez no tiene rabo
porque se lo han robado.
¿Quién le ha robado el rabo al perro
de San Roque?
¿Ramón Ramírez ha robado el rabo
del perro de San Roque?
porque Ramón Ramírez se lo ha cortado.
El perro de Ramón Ramírez no tiene rabo
porque se lo han robado.
¿Quién le ha robado el rabo al perro
de San Roque?
¿Ramón Ramírez ha robado el rabo
del perro de San Roque?
Prosa folclórica.
Juan Sin Miedo (Hermano Grimm)
Érase una vez
un matrimonio de leñadores que tenía dos hijos. Pedro, el mayor, era un chico
muy miedoso. Cualquier ruido le sobresaltaba y las noches eran para él
terroríficas. Juan, el pequeño, era todo lo contrario. No tenía miedo de nada.
Por esa razón, la gente lo llamaba Juan sin miedo. Un día, Juan decidió salir
de su casa en busca de aventuras. De nada sirvió que sus padres intentaron
convencerlo de que no lo hiciera. El quería conocer el miedo. Saber que se
sentía.
Estuvo andando
sin parar varios días sin que nada especial le sucediese. Llegó un bosque y
decidió cruzarlo. Bastante aburrido, se sentó a descansar un rato. De repente,
una bruja de terrible aspecto, rodeada de humo maloliente y haciendo grandes
aspavientos, apareció junto a él.
¿Que ahí
abuela? -saludo Juan con toda tranquilidad.
¡Desvergonzado!
¡Soy una bruja!
Pero Juan nos
impresionó. La bruja intentó todo lo que sabía para asustar a aquel muchacho.
Nada dio resultado. Así que se dio media vuelta y se fue de allí cabizbaja,
pensando que era su primer fracaso como bruja.
Tras su
descanso, Juan echó a andar de nuevo. En un claro del bosque encontró una casa.
Llamo a la puerta y le abrió un espantoso ogro que, al ver al muchacho, comenzó
a lanzar unas terribles carcajadas.
Juan no soportó
que se riera de él. Se quitó el cinturón y empezó a darle unos terribles golpes
hasta que el ogro le rogó que parase.
El muchacho
pasó la noche en la casa del ogro. Por la mañana siguió su camino y llegó a una
ciudad. En la plaza un pregonero leía un mensaje del rey.
Y a quien se
atreva a pasar tres noches seguidas en este castillo, el rey le concederá a la
mano de la princesa.
Juan sin miedo
se dirigió al palacio real, donde fue recibido por el soberano.
Majestad, estoy
dispuesto a ir a ese castillo dijo el muchacho.
Sin duda has de
ser muy valiente contestó el monarca. Pero creo que deberías pensar lo mejor.
Está decidido
respondió Juan con gran seguridad.
Juan llegó al
castillo. Llevaba años deshabitado. Había polvo y telarañas por todas partes.
Como tenía frío, encendió una hoguera. Con el calor se quedó dormido.
Al rato, unos ruidos
de cadenas lo despertaron. Al abrir los ojos, el muchacho vio ante él un
fantasma.
Juan, muy
enfadado por qué lo hubieran despertado, cogió un palo ardiendo y se lo tiró al
fantasma.
Este, con su
sábana en llamas, huyó de allí y el muchacho siguió durmiendo tan tranquilo.
Por la mañana,
siguió recorriendo el castillo. Encontró una habitación con una cama y decidió
pasar allí su segunda noche. Al poco rato de haberse acostado, o yo lo que
parecían maullidos de gatos. Y ante él aparecieron tres grandes tigres que lo
miraban con ojos amenazadores.
Juan cogió la
barra de hierro y empezó a repartir golpes. Con cada golpe, los tigres se iban
haciendo más pequeños. Tanto redujeron su tamaño que, al final, quedaron
convertidos en unos juguetones que a gatitos a los que Juan estuvo acariciando.
Llegó la
tercera noche y Juan se echó a dormir. Al cabo de unos minutos escuchó unos
impresionantes rugidos. Un enorme león estaba a punto de atacarlo. El muchacho
cogió la barra de hierro y empezó a golpear al pobre animal, quien empezó a
decir con voz suplicante: ¡Basta! ¡basta! ¡no me es más! ¡eres un bruto! ¿no te
das cuenta de que me vas a matar?
A la mañana
siguiente, Juan sin miedo apareció el palacio real. El rey, que no daba crédito
a sus ojos, le concedió la mano de su hija y, a los pocos días se celebraron
las bodas.
Juan estaba
encantado con su esposa y se sentía muy feliz.
La princesa
también lo estaba. Pero decidió que haría conocer el miedo a su marido.
Una noche,
mientras Juan dormía, ella cogió una jarra de agua fría y se la derramó encima.
El pobre Juan
creyó morir del susto. Temblaba de terror. Sus pelos estaban rizados y ¡conoció
el miedo, por fin!
Juan una vez
recuperado, agradeció su esposa haberle hecho sentir miedo, algo que todo el
mundo conoce.
Los Siete Cabritillos
En una bonita casa del bosque vivía
mamá cabra con sus siete cabritillos. Una mañana mamá cabra le dijo a sus hijos
que tenía que ir a la ciudad a comprar y de forma insistente les dijo:
"Queridos hijitos, ya sabéis que no tenéis que abrirle la puerta a nadie.
Vosotros jugad y no le abráis a nadie". "¡Sí mamá. No le abriremos a
nadie la puerta." La mamá de los cabritillos temía que el lobo la viera
salir y fuera a casa a comerse a sus hijitos. Ella, preocupada, al salir por la
puerta volvió a decir: "Hijitos, cerrar la puerta con llave y no le abráis
la puerta a nadie, puede venir el lobo." El mayor de los cabritillos cerró
la puerta con llave.
Al ratito llaman a la puerta. "¿Quién es?", dijo un cabritillo. "Soy yo, vuestra mamá", dijo el lobo, que intentaba imitar la voz de la mamá cabra. "No, no, tú no eres nuestra mamá, nuestra mamá tiene la voz fina y tú la tienes ronca." El lobo se marchó y fue en busca del huevero y le dijo: "Dame cinco huevos para que mi voz se aclare." El lobo tras comerse los huevos tuvo una voz más clara. De nuevo llaman a la puerta de las casa de los cabritillos. "¿Quién es?". "Soy yo, vuestra mamá." "Asoma la patita por debajo de la puerta." Entonces el lobo metió su oscura y peluda pata por debajo de la puerta y los cabritillos dijeron: "¡No, no! tú no eres nuestra mamá, nuestra mamá tiene la pata blanquita." El lobo enfadado pensó: "Qué listos son estos cabritillos, pero se van a enterar, voy a ir al molino a pedirle al molinero harina para poner mi para muy blanquita." Así lo hizo el lobo y de nuevo fue a casa de los cabritillos. "¿Quién es?", dice un cabritillo. "Soy yo, vuestra mamá." "Enseña la patita por debajo de la puerta." El lobo metió su pata, ahora blanquita, por debajo de la puerta y todos los cabritillos dijeron: "¡Sí, sí! Es nuestra mamá, abrid la puerta." Entonces el lobo entró en la casa y se comió a seis de los cabritillos, menos a uno, el más pequeño, que se había escondido en la cajita del reloj.
El lobo con una barriga muy gorda salió de la casa hacia el río, bebió agua y se quedó dormido al lado del río. Mientras tanto mamá cabra llegó a casa. Al ver la puerta abierta entró muy nerviosa gritando: "¡Hijitos, dónde estáis! ¡ Hijitos, dónde estáis!". Una voz muy lejana decía: "¡Mamá, mamá!". "¿Dónde estás, hijo mío?". "Estoy aquí, en la cajita del reloj." La mamá cabra sacó al menor de sus hijos de la cajita del reloj, y el cabritillo le contó que el lobo había venido y se había comido a sus seis hermanitos. La mamá cabra le dijo a su hijito que cogiera hilo y una aguja, y juntos salieron a buscar al lobo. Le encontraron durmiendo profundamente. La mamá cabra abrió la barriga del lobo, sacó a sus hijitos, la llenó de piedras, luego la cosió y todos se fueron contentos. Al rato el lobo se despertó: "¡Oh¡ ¡Qué sed me ha dado comerme a estos cabritillos!". Se arrastró por la tierra para acercarse al río a beber agua, pero al intentar beber, cayó al río y se ahogó, pues no podía moverse, ya que su barriga estaba llena de muchas y pesadas piedras. Al legar a casa, la mamá regañó a los cabritillos diciéndoles que no debieron desobedecerla, pues mira lo que había pasado.
Al ratito llaman a la puerta. "¿Quién es?", dijo un cabritillo. "Soy yo, vuestra mamá", dijo el lobo, que intentaba imitar la voz de la mamá cabra. "No, no, tú no eres nuestra mamá, nuestra mamá tiene la voz fina y tú la tienes ronca." El lobo se marchó y fue en busca del huevero y le dijo: "Dame cinco huevos para que mi voz se aclare." El lobo tras comerse los huevos tuvo una voz más clara. De nuevo llaman a la puerta de las casa de los cabritillos. "¿Quién es?". "Soy yo, vuestra mamá." "Asoma la patita por debajo de la puerta." Entonces el lobo metió su oscura y peluda pata por debajo de la puerta y los cabritillos dijeron: "¡No, no! tú no eres nuestra mamá, nuestra mamá tiene la pata blanquita." El lobo enfadado pensó: "Qué listos son estos cabritillos, pero se van a enterar, voy a ir al molino a pedirle al molinero harina para poner mi para muy blanquita." Así lo hizo el lobo y de nuevo fue a casa de los cabritillos. "¿Quién es?", dice un cabritillo. "Soy yo, vuestra mamá." "Enseña la patita por debajo de la puerta." El lobo metió su pata, ahora blanquita, por debajo de la puerta y todos los cabritillos dijeron: "¡Sí, sí! Es nuestra mamá, abrid la puerta." Entonces el lobo entró en la casa y se comió a seis de los cabritillos, menos a uno, el más pequeño, que se había escondido en la cajita del reloj.
El lobo con una barriga muy gorda salió de la casa hacia el río, bebió agua y se quedó dormido al lado del río. Mientras tanto mamá cabra llegó a casa. Al ver la puerta abierta entró muy nerviosa gritando: "¡Hijitos, dónde estáis! ¡ Hijitos, dónde estáis!". Una voz muy lejana decía: "¡Mamá, mamá!". "¿Dónde estás, hijo mío?". "Estoy aquí, en la cajita del reloj." La mamá cabra sacó al menor de sus hijos de la cajita del reloj, y el cabritillo le contó que el lobo había venido y se había comido a sus seis hermanitos. La mamá cabra le dijo a su hijito que cogiera hilo y una aguja, y juntos salieron a buscar al lobo. Le encontraron durmiendo profundamente. La mamá cabra abrió la barriga del lobo, sacó a sus hijitos, la llenó de piedras, luego la cosió y todos se fueron contentos. Al rato el lobo se despertó: "¡Oh¡ ¡Qué sed me ha dado comerme a estos cabritillos!". Se arrastró por la tierra para acercarse al río a beber agua, pero al intentar beber, cayó al río y se ahogó, pues no podía moverse, ya que su barriga estaba llena de muchas y pesadas piedras. Al legar a casa, la mamá regañó a los cabritillos diciéndoles que no debieron desobedecerla, pues mira lo que había pasado.
El Gallo Kirico
Érase una vez un gallo muy presumido que
recibió una invitación para ir a la boda del tío Perico. Kirico se vistió muy
elegante para ir a la boda, se atusó las plumas y se dio brillo al pico.
Cuando iba por el camino se encontró con un gusanito y pensó comérselo.
- Si pico y como el gusanito me mancho el pico. Y... si no pico me muero de hambre.
Después de pensarlo un rato se lo comió, y el pico mucho se lo ensució.
Siguió caminando y llegó a un prado de fresca hierba y dirigiéndose a ella le dijo:
- Hierba, límpiame el pico, que voy a la boda del tío Perico.
- Te lo limpiaré si me dices dónde está el gusanito, contestó la hierba.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?, gritóla yerba.
Y el gusanito contestaba:
-¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico, le despidió la hierba.
Cabizbajo siguió su camino el gallo, cuando se encontró con una oveja.
- Oveja, cómete a la hierba que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico, le pidió el gallo.
- Me la comeré si me dices dónde está el gusanito, contestó la oveja.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?, grito la oveja.
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico, le despidió la oveja.
Prosiguió su viaje y se encontró con el lobo que estaba escondido detrás de unos matorrales.
Cuando iba por el camino se encontró con un gusanito y pensó comérselo.
- Si pico y como el gusanito me mancho el pico. Y... si no pico me muero de hambre.
Después de pensarlo un rato se lo comió, y el pico mucho se lo ensució.
Siguió caminando y llegó a un prado de fresca hierba y dirigiéndose a ella le dijo:
- Hierba, límpiame el pico, que voy a la boda del tío Perico.
- Te lo limpiaré si me dices dónde está el gusanito, contestó la hierba.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?, gritóla yerba.
Y el gusanito contestaba:
-¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico, le despidió la hierba.
Cabizbajo siguió su camino el gallo, cuando se encontró con una oveja.
- Oveja, cómete a la hierba que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico, le pidió el gallo.
- Me la comeré si me dices dónde está el gusanito, contestó la oveja.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?, grito la oveja.
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico, le despidió la oveja.
Prosiguió su viaje y se encontró con el lobo que estaba escondido detrás de unos matorrales.
- Lobo, come a la oveja que no quiso comer
la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico, le
pidió el gallo.
- La comeré si me dices dónde está el gusanito, contestó el lobo.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?,grito el lobo.
- ¡En la barriga del gallo Kiriko que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico.
Y dándose media vuelta le dijo adiós con el rabo.
El gallo Kirico siguió andando y se tropezó en un recodo del camino con un palo.
- Palo, pega al lobo que no quiso comer la oveja, que no quiso comer la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.
- Le pegaré si me dices dónde está el gusanito, le contestó el palo.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?, gritó el palo.
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico, le despidió el palo.
Muy apenado y con el pico manchado, el gallo Kirico caminó..., cuando a lo lejos divisó fuego. Se acercó y le pidió:
- Fuego, quema al palo que no quiso pegar al lobo, que no quiso comer la oveja, que no quiso comer la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.
- Lo quemaré si me dices dónde está el gusanito, chispeó el fuego.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?,preguntó el fuego.
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, repitió el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico.
Y el fuego siguió ardiendo con sus llamas de vivos colores.
Kirico se alejó moviendo su cresta. Iba pensando tristemente que la boda comenzaría sin él. De repente levantó su cabeza y escuchó. Oía un ruido. ¡Sí!, era el choque del agua contra la piedras. Corrió y se encontró con un río.
- Agua, apaga el fuego que no quiso quemar al palo, que no quiso pegar al lobo, que no quiso comer la oveja, que no quiso comer la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.
- Lo apagaré si me dices dónde está el gusanito, contestó el agua con su voz cristalina.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico.
Y el agua siguió río abajo.
Con prisa cruzó el puente el gallo Kirico y desde allí pudo ver a una vaca que estaba pastando en el valle. Hacia allí dirigió sus pasos.
- Vaca, bebe el agua que no quiso apagar el fuego, que no quiso quemar al palo, que no quiso pegar al lobo, que no quiso comer la oveja, que no quiso comer la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.
- La beberé si me dices dónde está el gusanito, mugió la vaca.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?.
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico.
Y la vaca, dándole la espalda, siguió rumiando.
¡Qué desdichado era el gallo! Con su pico sucio no podría ir a la boda del tío Perico. Nadie le ayudaba, andando, andando llego a casa de tio Perico y al intentar pasar por la puerta le dieron para atrás pues no paracia un gallo que pudiera ir a la fiesta, todo despeinado y con el pico lleno de barro.
-Por la puerta de atrás . le gritaron-
Al llegar a la entrada de atrás una mujer gorda vestida de blanco, que era la cocinera agarró a nuestro gallo por el pescuezo y lo mató.
Todos en la boda dieron cuenta de un exquisito manjar, el gallo kirico fue comido en la boda del rio perico.
Pero ¿anda dime donde está gusanito? Gusanito está celebrando la boda del tio Perico, pues en la cocina cuando abrieron al gallo para guisarlo nuestro amigo el gusanito se dio cuenta que el gallo Kirico no lo había engañado y que estaba en la boda del tio Perico.
Y colorín colorado este kikiricuento se ha acabado.
- La comeré si me dices dónde está el gusanito, contestó el lobo.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?,grito el lobo.
- ¡En la barriga del gallo Kiriko que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico.
Y dándose media vuelta le dijo adiós con el rabo.
El gallo Kirico siguió andando y se tropezó en un recodo del camino con un palo.
- Palo, pega al lobo que no quiso comer la oveja, que no quiso comer la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.
- Le pegaré si me dices dónde está el gusanito, le contestó el palo.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?, gritó el palo.
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico, le despidió el palo.
Muy apenado y con el pico manchado, el gallo Kirico caminó..., cuando a lo lejos divisó fuego. Se acercó y le pidió:
- Fuego, quema al palo que no quiso pegar al lobo, que no quiso comer la oveja, que no quiso comer la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.
- Lo quemaré si me dices dónde está el gusanito, chispeó el fuego.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?,preguntó el fuego.
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, repitió el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico.
Y el fuego siguió ardiendo con sus llamas de vivos colores.
Kirico se alejó moviendo su cresta. Iba pensando tristemente que la boda comenzaría sin él. De repente levantó su cabeza y escuchó. Oía un ruido. ¡Sí!, era el choque del agua contra la piedras. Corrió y se encontró con un río.
- Agua, apaga el fuego que no quiso quemar al palo, que no quiso pegar al lobo, que no quiso comer la oveja, que no quiso comer la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.
- Lo apagaré si me dices dónde está el gusanito, contestó el agua con su voz cristalina.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico.
Y el agua siguió río abajo.
Con prisa cruzó el puente el gallo Kirico y desde allí pudo ver a una vaca que estaba pastando en el valle. Hacia allí dirigió sus pasos.
- Vaca, bebe el agua que no quiso apagar el fuego, que no quiso quemar al palo, que no quiso pegar al lobo, que no quiso comer la oveja, que no quiso comer la hierba, que no quiso limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico.
- La beberé si me dices dónde está el gusanito, mugió la vaca.
-No se , no se , que te lo diga alguien mas listo que yo, dijo el gallo
- ¡Gusano, gusanito! ¿Dónde estás que hoy no te he visto?.
- ¡En la barriga del gallo Kirico que va a la boda del tío Perico!, contestó el gusanito.
- Pues por mentiroso, límpiate tú solo el pico.
Y la vaca, dándole la espalda, siguió rumiando.
¡Qué desdichado era el gallo! Con su pico sucio no podría ir a la boda del tío Perico. Nadie le ayudaba, andando, andando llego a casa de tio Perico y al intentar pasar por la puerta le dieron para atrás pues no paracia un gallo que pudiera ir a la fiesta, todo despeinado y con el pico lleno de barro.
-Por la puerta de atrás . le gritaron-
Al llegar a la entrada de atrás una mujer gorda vestida de blanco, que era la cocinera agarró a nuestro gallo por el pescuezo y lo mató.
Todos en la boda dieron cuenta de un exquisito manjar, el gallo kirico fue comido en la boda del rio perico.
Pero ¿anda dime donde está gusanito? Gusanito está celebrando la boda del tio Perico, pues en la cocina cuando abrieron al gallo para guisarlo nuestro amigo el gusanito se dio cuenta que el gallo Kirico no lo había engañado y que estaba en la boda del tio Perico.
Y colorín colorado este kikiricuento se ha acabado.