martes, 18 de enero de 2011

"LA ESTRELLITA LUCECITA"

Había una vez una estrellita llamada Lucecita que estaba muy contenta porque era su cumpleaños y cumplía tres años. La pequeña pasó toda la tarde muy nerviosa, ayudando a su mamá a preparar la merienda para sus amigas.
Lucecita era muy guapa, de color amarillo muy muy brillante y tenía unos grandes ojos azules.
Vivía con sus papás y sus tres hermanitos en una preciosa nube en lo alto del cielo.
Cuando Lucecita y su mamá ya habían preparado la merienda, llamaron a la puerta:
- ¡¡Toc-Toc!!
- ¿Quién es? - dijo Lucecita.
- Somos Luminosa y Brillantina - dijeron sus amigas.
- ¡Pasad! Os estaba esperando - dijo Lucecita emocionada.
Las tres amigas empezaron a merendar. Comieron todo lo que habían preparado Lucecita y su mamá. Ellas prepararon un montón de caramelos, una enorme tarta de chocolate, fresa y vainilla, bocadillos y refrescos. Además ellas decoraron la casa con globos de colores, una piñata.
Al terminar la merienda, Brillantina y Luminosa sacaron un gran regalo para Lucecita.
- ¿Qué es? - dijo Lucecita muy contenta.
- ¡Ábrelo y verás! - dijeron sus amigas.
Al abrir el gran regalo, Lucecita vió una gran pelota de muchos colores. Se puso muy feliz y sin perder más tiempo, las tres amigas salieron al cielo para jugar.
Las pequeñas estrellitas estaban jugando cuando de repente, Brillantina dio una patada muy fuerte a la pelota y fue a parar al Gran Sol que se enfadó muchísimo con ellas. El Gran Sol tenía sueño y ya estaba durmiendo y le asustaron. El Gran Sol era muy grande, redondo y amarillo. Por las mañanas desprende unos preciosos rayos naranjas pero por las noches se apaga. Las estrellitas se acercaron al Gran Sol y sintieron mucho calor.
- Hola Sol, ¿nos devuelves la pelota? - dijeron las estrellitas un poco asustadas.
- No, lo siento, me voy a dormir ya y si os la devuelvo me vais a seguir molestando - dijo el Sol bostezando.
Las tres estrellitas se pusieron a llorar, pero de pronto apareció la gran Luna, blanca y brillante, y de una palmada mandó al Sol a dormir y recuperó la pelota de Lucecita.
Las tres amiguitas agradecieron a la Luna que las ayudara a conseguir su pelota y, brillando, volvieron a casa.
La mamá de Lucecita sacó un gran pastel y Lucecita sopló las velas.
¿Sabéis lo que pidió? Poder brillar todas las noches en el cielo para que todos podamos ver por la ventana.
Y, colorín colorado, el día ha llegado y Lucecita se ha acostado.

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