Esta leyenda surge en 1778. En una villa de Castilla-La Mancha vivía un hidalgo llamado Don Manuel de Lara, propietario de una gran cantidad de cultivos y labores agrícolas y ganaderas. Su enemigo era Don Alonso Chacón, también un hombre con mucho poder. El origen de la rivalidad era el poder, por las posesiones que tenían.
Una tarde Don Manuel escucha detrás de la puerta de la habitación de su hija Ángela una declaración de amor de ésta y un hombre. Entra rápidamente en la habitación y ve huyendo por la ventana al hijo de su mayor enemigo, Alberto Chacón. Don Manuel enfurecido no deja que Ángela le de una explicación y le prohibe volver a hablar con Alberto y siempre saldría a la calle acompañada de su hermana Antonia.
Pasaron varios días y Ángela seguía encerrada en su casa. Una mañana Antonia le pide que la acompañe al mercado. Ángela aprovechó este momento para salir y poder ver a Alberto. Y así fue, en el mercado Ángela se encontró con Alberto y éste le pidió que fuera su esposa y que hablara con su padre lo antes posible.
Por la tarde, Ángela sale a recibir a su padre que llegaba a trabajar. Le dijo a su padre que le diera la bendición para poder casarse con Alberto. Tuvieron una gran discusión y Don Manuel le dijo: "¡Te juro que si sales por esta puerta para casarte con él, no volverás a entrar por ella ni viva ni muerta!". Ángela recogió sus cosas y se marchó para encontrarse con Alberto que la estaba esperando. Pasaron varios días y contrajeron matrimonio en la intimidad. Eran muy felices pero Ángela se acordaba mucho de su padre.
Con ocasión de la visita de Carlos III a la villa, Alberto Chacón tuvo los honores de acompañarle en su visita. Después de un día lleno de eventos, el Rey estaaba cansado y Alberto le ofreció su casa para descansar. Durante la cena, Alberto le contó al Rey lo que había pasado con su esposa y su familia. A la mañana siguiente, el Rey fue a hablar con Don Manuel de Lara. A la salida, en la calle, Ángela estaba esperando la decisión de su padre. Don Manuel le volvió a abrir las puertas de su casa. Pero Don Manuel había hecho un juramento de no dejarla entrar por esa puerta y para que ella pudiera entrar sin romperlo, mandó construir otra puerta al lado.
En la actualidad, se han conservado y se pueden apreciar las dos puertas en la fachada de la casa.
Muy bien.
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